México ante el Desafío Climático: Oportunidades y Obstáculos en la Ruta hacia la COP28

México, clasificado entre los 15 países con mayores emisiones de gases de efecto invernadero, se prepara para la COP28 en Dubai tras enfrentar el devastador impacto del huracán Otis. Dada su vulnerabilidad geográfica y la frecuencia creciente de condiciones climáticas extremas, México necesita fortalecer sus estrategias de adaptación y resiliencia.

A pesar de su potencial para liderar en crecimiento verde y industrialización verde en América Latina, México ha mostrado una actitud ambivalente en sus compromisos climáticos. La actual administración se ha centrado en incrementar la producción de petróleo y gas natural, modernizando instalaciones de refinación y priorizando la generación estatal de electricidad, lo que ha creado barreras para inversiones privadas en energías renovables.

Destacan proyectos como la construcción de una nueva refinería en Tabasco y la compra de plantas eléctricas de gas a Iberdrola, contrastando con la inauguración de una planta solar de 120 MW en Sonora. México ha aumentado su objetivo de reducción de emisiones al 35% para 2030 durante la COP27 en 2022, pero aún falta una hoja de ruta detallada para su implementación.

El Ministerio de Hacienda planea asignar 15 billones de pesos para financiamiento sostenible hacia 2030, con un enfoque en transición energética y justicia social. Sin embargo, México ha sido criticado por no tener un camino claro hacia cero emisiones netas, a diferencia de otros países del G-20.

La colaboración entre el Laboratorio de Política Climática de la Universidad de Tufts y la Iniciativa Climática de México busca identificar políticas específicas para la descarbonización en México. La Estrategia de Movilización de Financiamiento Sostenible del Ministerio de Hacienda y la NDC actualizada muestran pasos hacia un enfoque más ambicioso, aunque todavía hay áreas que requieren mayor claridad y acción.

En el camino a la COP28, México enfrenta el desafío de equilibrar los compromisos globales con las prioridades nacionales, necesitando una hoja de ruta regulatoria y de financiamiento clara para reducir a la mitad las emisiones para 2050 y capitalizar las oportunidades de la economía verde. El apoyo continuo de la administración actual a las futuras es crucial para este objetivo.

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