LA IMPORTANCIA DE LA INDUSTRIA DE PROTECCIÓN DE CULTIVOS

Las empresas que conforman la industria de protección de cultivos en México generan más de 14,000 empleos directos y más de 42,000 indirectos que ayudan a fortalecer el sector agropecuario del país haciendo que el campo sea más productivo y sustentable.

Esa industria trabaja continuamente de la mano de los agricultores para desarrollar productos que son resultado de años de investigación científica, con la cual también, además de garantizar la calidad que llega a los consumidores, se aseguran de proteger al medio ambiente y la salud de todas las personas que trabajan en el campo.

Por ejemplo, gracias a esos desarrollos, los agricultores pueden proteger sus cultivos de las malezas para así producir alimentos que llegan a las mesas de los mexicanos y que se exportan a más de 160 países.

Además, hoy todos los sistemas agroalimentarios del mundo están impulsando a la industria de protección de cultivos gracias a los avances tecnológicos que ya permiten aumentar la productividad de manera más eficiente y sustentable.

Los retos que están por venir

Proteger los cultivos de plagas y enfermedades es más rentable que lidiar con emergencias, ya que su gestión es lenta y costosa. En ese contexto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que sin el uso de productos fitosanitarios se perdería hasta 40% de los cultivos, y en términos comerciales, las pérdidas superarían los 220,000 millones de dólares.

Y si a esto se le suma que el mundo necesitará de la producción de más alimentos en los siguientes años, pensar en un campo sin la industria de protección de cultivos es prácticamente imposible.

Para 2050, se estima que la población mundial será de 10,000 millones de personas, y para atender la demanda de alimentos para esa cantidad de gente sería necesario incrementar la producción en, por lo menos, 60% de lo que actualmente se produce en todo el planeta.

Y a esto hay que sumar otros factores externos que constantemente están evolucionando (para mal), como el cambio climático, la degradación de los suelos, la escasez cada vez más grave de recursos naturales, el surgimiento de nuevas plagas, las sequías o el exceso de lluvias, entre otros, por lo que la incertidumbre en la producción de alimentos es cada vez mayor.

Durante la pandemia, el único sector que no se detuvo fue el agropecuario, e inclusive, en un entorno de recesión económica, fue el único que tuvo crecimiento en el país aunque el Producto Interno Bruto anual resultara con saldo negativo.

Debido a la desinformación y al uso de lugares comunes, se suele desacreditar la utilización de los productos químicos en la agricultura, e incluso se llega al extremo de querer prohibirlos, aunque las autoridades que toman esas decisiones suelen desconocer cómo funciona en la realidad el día a día en el campo.

Lo cierto es que esos productos son sumamente importantes para temas como el control de plagas, enfermedades y malezas que afectan el desarrollo, la calidad y la productividad de los cultivos.

De hecho, en los países más desarrollados que México, se siguen utilizando sin problemas debido a que cumplen las regulaciones vigentes en ellos, las cuales están basadas en argumentos científicos y estudios profundos que avalan rubros como la protección al medio ambiente y el cuidado de la salud de los productores y consumidores.

En el caso de los plaguicidas que hay en el mercado formal, todos han sido rigurosamente evaluados a nivel mundial en cuanto a su seguridad ambiental, toxicológica y eficacia agronómica debido a que permanentemente son sometidos a exhaustivos estudios y vigilancia constante.

Asimismo, en México, seis leyes y 30 normas oficiales se encargan de regular a los plaguicidas a través de cada una de las etapas de ciclo de vida del producto, es decir, desde la fabricación o formulación hasta su disposición final.

Es por eso que estos productos siempre han sido utilizados cumpliendo las normas vigentes, no solo en México, sino a nivel mundial.

Tecnología contra regulación

Con los avances tecnológicos, la industria de protección de cultivos hoy son más eficientes y las autoridades que se encargan de regularlas a nivel mundial pueden hacer mejores análisis y estudios.

Además, la tecnología permite crear mejores productos. Por ejemplo, a través de la nanotecnología, es posible diseñar y fabricar mejores plaguicidas, a los cuales se les puede reducir la cantidad del Ingrediente Activo (IA) o inclusive incluirle nanopartículas que lo activen en condiciones específicas, como la luz solar o la temperatura, lo cual se traduce en mayor productividad, seguridad y eficacia.

Y hay otros avances que cada vez se usan más, como los sensores, los drones, el big data o la realidad virtual que también permitirán conocer y controlar todavía más el manejo y los resultados de la utilización de los productos de de protección de cultivos

Al mismo ritmo en el que avanza la tecnología, debería avanzar la regulación para conocer mejor cómo funcionan estos productos y admitir la necesidad de utilizarlos ante el difícil panorama que está por vivir la humanidad durante las siguientes décadas.



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