Crisis Generacional en el Agro Mexicano: Un Desafío para el Futuro de la Agricultura

El campo mexicano enfrenta una crisis generacional crítica: el 83% de los productores son hombres, y casi la mitad de ellos son adultos mayores. Sólo el 2% son jóvenes entre 18 y 30 años, según la Encuesta Nacional Agropecuaria 2019. Factores como un futuro económico incierto, la migración y la atracción hacia actividades ilícitas están despojando al sector agrícola del dinamismo juvenil. Javier Yesaki, presidente del Clúster Agroalimentario de Nuevo León (Agroalim), subraya la importancia de la experiencia en el campo, pero reconoce la necesidad de la participación joven.

Un estudio de 2014 por la FAO y la Secretaría de Agricultura de México ya advertía sobre el envejecimiento de la población rural, lo que impactaría negativamente en la producción. Noé Velázquez, del Departamento de Ingeniería Mecánica Agrícola de la Universidad Autónoma Chapingo, destaca que la falta de incentivos y las mejores oportunidades en zonas industrializadas alejan a los jóvenes del sector agrícola. Además, el envejecimiento poblacional, agravado por la migración de jóvenes, ha dejado las cosechas en manos de mujeres y adultos mayores.

Yesaki señala la influencia de los influencers digitales y el peligro de que los jóvenes sean atraídos por actividades delictivas. Ante esta problemática, el estudio sugiere la creación de un registro de tierras productivamente inactivas para dinamizar el mercado agrícola, proporcionando seguridad a propietarios y arrendatarios.

La SADER aún no ha respondido sobre iniciativas para impulsar el cambio generacional. Yesaki propone mejorar la infraestructura en el campo y ofrecer mejores condiciones de vida para atraer a los jóvenes. La iniciativa privada, dice, debe despertar el interés de los jóvenes en la producción de alimentos, trabajando con universidades para que experimenten las bondades de la agricultura.

El campo mexicano necesita tecnificación y robotización para enfrentar la falta de mano de obra joven, similar a lo que ya se ha hecho en países como Japón. Velázquez menciona el uso de tecnologías avanzadas y autónomas para mejorar la productividad. Su equipo ha desarrollado a Voltan, un robot para actividades agrícolas, aunque enfrenta el desafío de hacerlo económicamente viable para los productores mexicanos.

México se encuentra aún en la fase de mecanización (Agricultura 2.0) y busca avanzar hacia la automatización (Agricultura 3.0). La situación actual requiere un cambio en la forma de trabajar el campo, adaptándose a las tecnologías y aprendizajes modernos. La crisis generacional en el agro mexicano no solo es un desafío inmediato, sino una llamada urgente para repensar y modernizar el sector agrícola del país.



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