- 28 febrero, 2022
- Posted by: mxagro_admin
- Category: Noticias
El conflicto entre Rusia y Ucrania podría tener un impacto directo en el campo mexicano y, por lo tanto, también en los precios finales de los alimentos.
En el contexto actual, donde la economía está interconectada a través del mundo, las variaciones de lo relacionado con la producción del campo se ve inminentemente afectado, por ello, es importante revisar la producción y el mercado exterior de ambos países.
En el mundo
A nivel global, en trigo, Rusia es el tercer productor y primer exportador; mientras que Ucrania es el sexto productor y cuarto exportador. En maíz, Rusia es el noveno productor y quinto exportador; Ucrania es el quinto productor y el cuarto exportador.
En el comercio mundial, ambos países representan en conjunto: 19% del maíz, 29% del trigo, 31% de cebada y 80% en aceite de girasol.
En cuanto a la reacción de los precios de algunos de estos alimentos, solamente entre la segunda semana de enero y el 24 de febrero pasado, el trigo a sufrido un incremento de 29% y el maíz se elevó 19%.
Estos datos revelan la relevancia que tienen ambas naciones en el mercado mundial de alimentos, el cual podría verse afectado en los próximos días.
En México
Las variaciones en productos globales, como los precios del petróleo, podrían tener implicaciones positivas y negativas en México.
Uno de los escenarios podría ser un aumento en los ingresos de México por sus exportaciones de petróleo, pero también existe la posibilidad de que se dispare la inflación al interior del país debido al aumento del precio de las gasolinas provocado por la elevación de los precios internacionales del crudo.
Además, México importa gas para labores básicas, como la generación de energía eléctrica, por lo que también ahí podría existir un problema para mantener funcionando esa área estratégica del país.
En ese último contexto, el precio de los alimentos se elevaría en proporción de la inflación y, quizá, todavía más, debido a que los combustibles son primordiales en la labor del campo y de la distribución de productos.
De forma similar, el alza de los precios de los commodities agrícolas, por una parte, beneficiaría a productos como granos y oleaginosas en México; sin embargo un posible aumento en los precios de los fertilizantes –Rusia y Ucrania son importantes en eso– afectaría la rentabilidad de los cultivos.
A esto deben sumarse otras variables que ya estaban afectando al campo, como el cambio climático, ya que se estima que durante los primeros meses de este año se presentarán condiciones de sequía que afectarían el desarrollo de los cultivos y la recarga de las presas que se usan para la agricultura.
Asimismo, la inflación de materias primas se vería reflejado para el caso de los granos y
oleaginosas con un incremento importante en el costo para el sector pecuario, en donde
llega a representar 60% del costo de producción y, a su vez, eso traería una escalada
de precios por el incremento tan importante en los costos.
Es importante no perder de vista que mayores alzas en los precios de los alimentos en un entorno económicamente complicado como el actual, puede generar una disminución en el consumo al interior del país.
De acuerdo con los especialistas, se esperaba que al menos para el primer semestre de 2022, la inflación siguiera en niveles elevados, pero con el conflicto Rusia-Ucrania, ese escenario podría agravarse y alargarse por estos escenarios.
Las opciones
Estas son son algunas de las implicaciones que se podrían vivir en México, pero para estar bien preparados es vital que los sectores productivos y el Gobierno analicen en conjunto la situación y las alternativas con el fin de establecer medidas para mitigar los impactos de este conflicto en el país.
Hay que asegurar el abasto de alimentos para la población, ya que la mayor parte de las importaciones de Mexico de granos y oleaginosas se realizan desde Estados Unidos, por lo que una situación como la actual podría generar un problema de disponibilidad.
Asimismo, deben buscarse apoyos emergentes para que los productores tengan acceso a financiamiento más adecuados y a la compra de productos como los fertilizantes. Es importante que el campo siga trabajando y estar preparados ante situaciones en las que todavía se desconoce la magnitud de los impactos que puedan tener en nuestro México y en su población.