ALTOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS: LIMÓN EN LA HERIDA

Desde hace varias semanas, el kilo de limón de Colima se vende en 79.90 pesos en la Ciudad de México, mientras que el limón persa se consigue en 69 pesos, de acuerdo con información de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco); pero con solo recorrer algunos mercados o revisar las redes sociales, se puede ver que inclusive llegó hasta los 100 pesos.

Cada año, el período de enero a mayo es el de menor producción de limón, lo cual impacta cíclicamente en su precio. Pero ahora, a esto deben sumarse un aumento en la demanda dentro del mercado y los factores climáticos de los meses pasados –los frentes fríos dañaron la producción y las lluvias retrasaron su corte en el campo–, lo que provocó que los precios se dispararan a niveles históricos.

Pero aunque el tema del precio del limón se volvió viral y llegó a memes y temas de conversación en todo el país, lo cierto es que el aumento en los precios de los alimentos que llegan a las mesas de los mexicanos es un tema generalizado.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los precios de las frutas y verduras aumentaron 27.73%, y los pecuarios, 11.11%.

Y según datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), los precios de la canasta básica se incrementaron 9.8% al cierre de noviembre, versus un aumento de 8.3% en octubre.

Asimismo, el índice de precios de proteína animal mostró un crecimiento anual de 7.3%, donde los factores que incidieron en el caso del pollo fueron que el precio pagado a los productores tuvo un incremento de 7.4%. En el caso del huevo, el precio pagado al productor presentó una disminución de 2.5%.

La carne de res presentó un aumento en los precios de la cadena de ganado para sacrificio de 18.8%, y la carne en canal de 22.4%; en el caso de la carne de cerdo, en la cadena se percibe un incremento de 10.8% en el precio de cerdo en pie.

En cuanto al índice de precios de granos y abarrotes, se incrementó 3.3% anual. En el caso del maíz, el precio del mercado internacional aumentó 25.4%, mientras que el frijol bajo de precio en el grano de importación, lo que ha tenido impacto en el mercado nacional con un ligero incremento anual de 0.3%.

También se han registrado aumentos importantes en el aguacate (54.3%), manzana golden (47.6%), toronja (47.5%), naranja (22.1%), guayaba (15.3%), plátano (13.9%), papaya (13.3%) y uva (13.2%).

Y si se revisa el índice de precios anual de frutas se pueden encontrar que se elevó 31.8%, mientras que el de productos hortícolas creció 25.6%, donde el comportamiento alcista se debió, principalmente, a factores climáticos adversos que afectan la producción y reducen los rendimientos de esta, además de temporadas en donde por cuestiones propias del consumo aumenta la demanda.

Los factores en México

En general, los precios mundiales de los alimentos han registrado un aumento constante desde mediados 2021 debido a un aumento en la demanda que no ha sido compensada por la oferta ante una menor producción y a los efectos de la pandemia que siguen generando alteraciones en el comercio mundial.

Es cierto que México no puede permanecer ajeno a esto, pero hay factores que hacen más grave la situación, como el hecho de que las políticas públicas no favorecen al sector agroalimentario mexicano, además de que los cambios regulatorios continuos le han restado certidumbre a la planeación de inversiones a largo plazo.

Un ejemplo de esto es el de los fertilizantes, ya que México es particularmente vulnerable ante la coyuntura en el aumento en su precio por la alta dependencia a las importaciones de la industria de los fertilizantes nitrogenados, al punto que actualmente las importaciones de urea, por mencionar un caso, representan casi la totalidad del consumo doméstico. 

Y las noticias para los próximos meses no son buenas, ya que se espera que las presiones inflacionarias continúen hasta mediados de 2022, lo que también representa una gran incertidumbre, a lo que se sumará el aumento de costos en la producción por los fertilizantes que naturalmente se traduce a precios más altos.

De acuerdo con Luis Fernando Haro Encinas, director general del Consejo Nacional Agropecuario, este año se visualiza un panorama complejo para la economía en su conjunto, lo que por supuesto incluye al sector agroalimentario.

“El presupuesto de egresos para la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural para este ejercicio muestra un comportamiento y monto inercial, en donde predominan los programas cuyo enfoque son más del índole asistencial y clientelar, más que para elevar la productividad del campo, por lo que no se espera que estos recursos puedan tener un impacto real en el desarrollo del sector”, advierte.

“Existen también algunas medidas que pueden obstaculizar el desarrollo del sector para este año, como la prohibición de las importaciones del herbicida glifosato, que para muchos cultivos es esencial, al no contar con otras alternativas viables para el combate de malezas”.

Haro Encinas espera que este año el sector agroalimentario mexicano sea considerado como un sector prioritario para el desarrollo del país y que se establezcan políticas públicas y privadas adecuadas que lo garanticen.



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