Los efectos del COVID-19 en el futuro de la alimentación mundial

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La contingencia sanitaria que vive el mundo, provocada por la pandemia de COVID-19, está generando una incertidumbre sin precedentes en las cadenas mundiales de suministro de alimentos, advirtieron la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En el informe “Perspectivas agrícolas OCDE-FAO 2020-2029”, ambos organismos señalaron que esta situación podría generar dificultades en el mercado laboral, las industrias de insumos, la producción agrícola, la elaboración de alimentos, el transporte y la logística, así como cambios en la demanda y los servicios alimentarios a nivel global.

Para aminorar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia, los gobiernos están obligados a elaborar políticas equilibradas que aborden las necesidades inmediatas (como la escasez de mano de obra) y crear condiciones duraderas para que el sector agrícola se pueda regenerar, indicaron.

Los factores

El crecimiento de la oferta superará al de la demanda en los próximos 10 años, apuntaron la OCDE y la FAO, lo que provocará que los precios reales de la mayoría de los productos básicos se mantengan en sus niveles actuales o incluso por debajo de ellos.

Las fluctuaciones de los factores que impulsan la oferta y la demanda podrían provocar fuertes variaciones de precios de los alimentos a nivel global, y aunadas a la disminución de los ingresos en varios países y hogares pobres del mundo generados por el COVID-19, podría verse un freno en la demanda en el corto plazo que agrave todavía más la seguridad alimentaria de la humanidad, mencionaron.

Destacaron que el aumento de la población mundial sigue siendo la principal causa del crecimiento de la demanda de alimentos en el planeta, aunque las pautas de consumo y las tendencias varían de un país a otro de acuerdo con su nivel de ingresos y desarrollo.

“Se prevé que la disponibilidad media de alimentos per cápita alcanzará unas 3,000 kcal y 85 g de proteínas al día para 2029. Debido a la actual transición de la dieta mundial hacia un mayor consumo de productos animales, grasas y otros alimentos, se calcula que la proporción de alimentos básicos en la cesta de la compra disminuya para 2029 en todos los grupos de ingresos”, subrayaron.

Destacaron que, en os países de ingresos medios, los consumidores utilizarán sus ingresos adicionales para cambiar sus dietas, pasando de alimentos básicos a productos de mayor valor.

Las soluciones

La preocupación por el medio ambiente y la salud en los países de ingresos altos podría impulsar la transición desde proteínas de origen animal hacia fuentes alternativas de proteína.

“Un sistema comercial internacional previsible y que funcione correctamente puede ayudar a garantizar la seguridad alimentaria mundial y permitir que los productores de los países exportadores prosperen”, dijo Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, en la presentación del documento.

El director general de la FAO, QU Dongyu, sseñaló que se necesitan mejores políticas, innovación, inversiones y mayor inclusión para crear sectores agrícolas y alimentarios dinámicos, productivos y resilientes.

Se prevé que alrededor de 85% del crecimiento de la producción agrícola mundial en la próxima década provenga de mejoras en los rendimientos derivadas del mayor uso de insumos, inversiones en tecnología de producción y mejores prácticas agrícolas.

“Las cosechas múltiples al año representarán otro 10% del crecimiento de la producción, quedando un 5% restante para la expansión de las tierras agrícolas. Para 2024, se prevé que la producción de la acuicultura supere a la pesca de captura como la fuente más importante de pescado en todo el mundo”, señala el informe.

Se calcula que la producción ganadera mundial aumente 14%, más rápido que el aumento esperado del número de animales y que el uso de piensos (forraje) se ampliará en línea con la producción acuícola y pecuaria, ya que las mejoras en su eficiencia se verán contrarrestadas por un aumento de la intensidad de los mismos debido a la reducción de la agricultura doméstica.

Los sistemas alimentarios tendrán también que adaptarse a la evolución de las dietas y las preferencias de los consumidores y aprovechar las innovaciones digitales en las cadenas de suministro agroalimentarias, por lo que la innovación seguirá siendo fundamental para mejorar la resiliencia de los sistemas alimentarios frente a múltiples desafíos, concluye el informe.