Drogas y COVID
El COVID-19 provocará que más campesinos se dediquen a cultivos ilícitos: ONU
La crisis económica y el desempleo generados por la contingencia sanitaria del COVID-19 provocarán que un mayor número de personas se enlisten en el crimen organizado y que un mayor número de campesinos se dediquen a la siembra de cultivos ilícitos, como marihuana y amapola, alertó la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés).
En el “Reporte Covid-19 y la cadena de suministros de drogas: de la producción y el tráfico al consumo”, esta agencia de la ONU advirtió que en México –tercer productor mundial de amapola–, este año habrá una reducción de al menos 6.5% de su Producto Interno Bruto (PIB) y que se perderán hasta 14% de los empleos formales y un aumento en la población en pobreza y pobreza extrema, lo que impactará en el cambio de actividades de los trabajadores del campo.
El reporte indica que más de 95% de todos los opiáceos ilícitos (opio, morfina, heroína) tienen su origen en sólo tres países: Afganistán (82%), México (8%) y Myanmar (7%).
“En los tres países, el cultivo ilícito de amapola se realiza en campos y la cosecha de opio es una actividad que requiere gran cantidad de mano de obra. Una vez que las cápsulas de adormidera maduran en los campos, los agricultores suelen necesitar mano de obra externa para ‘lanzarlas’ repetidamente durante un período de 10 a 14 días, operación que puede requerir una fuerza de trabajo considerable”, se indica en el documento.
Después de que se recoge el opio, su ingrediente activo, la morfina, se extrae y es convertido en heroína mediante la utilización de sustancias químicas prohibidas internacionalmente, como el anhídrido acético.
“La crisis de COVID-19 puede obstaculizar la producción de opio y la fabricación de heroína de varias maneras: si se aplican restricciones a la movilidad, se reduce la disponibilidad de trabajadores para recoger la goma de opio. El traslado del opio cosechado a los laboratorios de heroína también puede resultar más difícil y, como consecuencia de la reducción del comercio y de unos controles fronterizos más estrictos, esos laboratorios pueden tener que hacer frente a la escasez de los productos químicos importados necesarios para producir heroína. Además, es posible que los compradores potenciales no puedan llegar al lugar donde se venden los opiáceos”, advierte el estudio.
Un entorno propicio para las drogas
Otro efecto de la contingencia sanitaria global y del confinamiento es un mayor consumo de drogas en el mundo, debido a una sobreoferta a menor precio.
“Por una reducción en la demanda, traficantes y distribuidores están acumulando grandes cantidades de droga [incluyendo la frontera entre México y Estados Unidos], lo cual podría generar una sobreoferta [menor precio y más riesgo de sobredosis] una vez que se levanten las restricciones”, se detalla en el documento.
Además, la UNODC espera que la crisis económica propicie un mayor uso de sustancias ilegales para acoplarse a las dificultades y un incremento en el uso de drogas más económicas.
“Las medidas por COVID-19 pueden crear un entorno propicio para las actividades ilícitas y los grupos de narcotraficantes pueden tratar de aprovechar la oportunidad de aumentar sus actividades y ampliar su influencia en los mercados de drogas, por ejemplo, en el caso de los talibanes en el Afganistán y los grupos de delincuencia organizada en México”, subrayó.
Otro factor es que la disminución del cultivo de amapola, que se venía registrando desde antes de la pandemia, está asociado a una fuerte caída de los precios de la amapola y la intensificación de la extorsión y los secuestros perpetrados por los grupos de delincuencia organizada para compensar la disminución de los ingresos.
“Durante la actual pandemia de COVID-19, se reportó que los cárteles están regalando suministros a lo largo de sus territorios de influencia y utilizando el ‘activismo social’ para ganarse la buena voluntad de la población local. Se prevé que el aumento del desempleo, la disminución de los ingresos y el aumento de los precios de los cultivos ilícitos (por ejemplo, la cocaína y la heroína) harán cada vez más atractiva la pertenencia a un cártel de drogas”, se indica en el estudio.