Beneficios ambientales del uso de tecnología en el campo.

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El mundo de la agricultura, uno de los sectores más tradicionales de las sociedades, ha percibido cómo los avances tecnológicos pueden aportar importantes beneficios, no solo en el aumento en los niveles de producción, sino también en los beneficios que trae para el medio ambiente. Bajo algunos preceptos básicos como la sostenibilidad y el aprovechamiento de los recursos disponibles, el campo ha empezado a integrar sistemas de precisión y mejora de los productos.

El uso de tecnología en el campo se entiende como un nuevo paradigma para todos los tipos de agricultor. En estos esquemas, las herramientas tecnológicas marcan las líneas de desarrollo que ayudan a solucionar los problemas a los que se enfrentan día con día los trabajadores del campo.

El empleo de técnicas basadas en el análisis de datos, el uso de drones y el comienzo de la era de sensores en el campo, abonan a la modernización del campo. La innovación y la sostenibilidad serán un punto clave para lograr alimentar a los 9,000 millones de personas que se estima habitarán la Tierra en 2050.

Gracias a los avances tecnológicos actuales, los agricultores ya no tienen que aplicar agua, fertilizantes y pesticidas uniformemente a través de campos enteros. En cambio, pueden utilizar las cantidades mínimas requeridas y dirigirse a áreas muy específicas, o incluso tratar plantas individuales de manera diferente.

Los beneficios de este tipo de prácticas son una mayor productividad de los cultivos, disminución de vertidos químicos en ríos y aguas subterráneas, mayor seguridad de los trabajadores, disminución del uso de agua, fertilizantes y pesticidas, lo que a su vez reduce los precios de los alimentos.

Además, tecnologías como la robótica permite la monitorización y una gestión más confiable de los recursos naturales, como la calidad del aire y del agua. También da a los productores un mayor control sobre la producción, procesamiento, distribución y almacenamiento de plantas y animales, lo que resulta en una mayor eficiencia y menores precios, condiciones cultivo más seguras y alimentos más seguros, obteniendo una importante reducción del impacto ambiental y ecológico.

Otro ejemplo de los avances en el campo es el uso de semillas genéticamente modificadas, con las que es posible generar beneficios como la reducción de la cantidad de agua que necesitan los cultivos y la cantidad de plaguicidas y/o insecticidas que se aplican, ayudando a disminuir el impacto negativo a la salud del suelo y el medioambiente en general.

Las semillas genéticamente modificadas representan un aliado para el mundo, pues aseguran la disponibilidad de más y mejores alimentos para la población en el futuro. Los beneficios de los transgénicos están enfocados en la seguridad alimentaria, el medio ambiente, los desafíos del cambio climático y el consumidor.

Gracias a estas opciones tecnológicas los productores optimizan sus rendimientos y aumentan la producción y el aprovechamiento de sus recursos. Todo con el objetivo de promover un desarrollo sostenible y exitoso.