Situación del Campo I

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La vulnerabilidad y la pobreza de la gente del campo

Cambio climático, pérdida de agrobiodiversidad, deforestación, erosión de suelos, falta de mercados justos, migración de jóvenes y violencia, son solo algunos de los principales problemas que amenazan al campo mexicano en la actualidad.

Elena Lazos Chavero, académica del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, indicó que, además de esos problemas, existe falta de integración de políticas agroalimentarias, y vulnerabilidades político-culturales y socioambientales acumuladas por décadas.

Desde hace 50 años, el campo mexicano ha pasado por crisis continuas y profundas que han deteriorado el bienestar de la mayor parte de las familias campesinas e indígenas y que, además, se agudizan con los eventos hidrometeorológicos cada vez más extremos que se registran en el país, apuntó.

“La variabilidad climática y el registro cada vez más constante de sequías o huracanes es una situación preocupante, y este panorama hace aún más frágiles a los pequeños y medianos agricultores, porque pierden el fruto de su trabajo, su inversión e incluso la tierra”, reveló Lazos Chavero.

Estos factores socioambientales, económicos y políticos han llevado al empobrecimiento extremo de estas comunidades, con la subsecuente migración de los jóvenes que buscan un trabajo estable y seguro.

“Entonces, se pierde la mano de obra familiar, se origina un envejecimiento de la población del campo y se provoca la venta de tierras”, advirtió.

La científica puntualizó que, para enfrentar esa situación, es necesario coordinar directrices ambientales, agroalimentarias (desde la producción hasta el consumo), de bienestar y salud para que sean el pilar de desarrollo de los pequeños y medianos productores.

Agregó que se deben impulsar economías solidarias bajo alternativas comunitarias, tener un mercado que remunere justamente y brinde prosperidad a los agricultores, e incitar a los consumidores para que adquieran productos de los campesinos.

Sin embargo, alertó, en los últimos sexenios, los grandes productores han sido beneficiados con créditos y subsidios. “Mientras que a los pequeños únicamente se les dio asistencialismo social, por considerarlos familias pobres, y no cultivadores de la tierra con gran potencial para el país”, denunció.

 

La relación con la pobreza

Y es que el sector agrícola es, desde hace varias décadas, el sector social y productivo en mayores condiciones de rezago y vulnerabilidad.

El estudio “La agricultura y su relación con la pobreza”, elaborado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria, destaca: “En este sector, 65% de sus habitantes son pobres multidimensionales; entre ellos, 23% del total son pobres extremos”.

Esta cifra se vuelve todavía más relevante si se considera que en el campo mexicano vive solamente un tercio de la población del país, y más de la mitad de esa población está en condiciones de hambre, así como personas en rezago educativo y que, sin ser pobres, viven en condiciones de vulnerabilidad por carencia en el acceso a la alimentación.

“Históricamente la persistencia de políticas agroalimentarias ineficaces predecibles, han generado las condiciones para que este sector pague un precio muy caro”, indica el documento.

La investigación menciona que el sector agrícola de México enfrenta mayor vulnerabilidad y una base degradada de recursos naturales, por lo que la población rural se ve afectada debido a limitados recursos humanos y sociales, inversiones inadecuadas para la producción e infraestructura de valor agregado, escasos recursos financieros y servicios, debilidad en la asistencia técnica del sector público y dificultad para el acceso a los mercados.

“Estos obstáculos se traducen en baja productividad, niveles deprimidos de consumo e ingresos, y pobreza”, refiere el estudio.

Otro factor clave es la falta de acceso a financiamiento para los pequeños agricultores. Aunque México cuenta con varios bancos nacionales de desarrollo, parece que las finanzas rurales continúan siendo un desafío.

“Datos oficiales recientes indican que solo menos de 3 de cada 10,000 hogares rurales pobres tienen acceso a créditos. Las cosechas que son clave para las economías de pequeños agricultores, como el café y el maíz blanco estacional, están expuestas frecuentemente a riesgos, tales como eventos relacionados con el clima o imperfecciones del mercado”, advierte el estudio.